Compartir la vida en el día a día con otros, sea pareja, hijos, compañeros de trabajo, amigos, sin duda ¡es todo un desafío! Algo que ayuda es... el baile de la comunicación.
Foto de Kunal Parmar en Unsplash Nuestras maravillosas individualidades que dan origen a una particular manera de percibir las situaciones, en lugar de constituirse en un aporte para ampliar y enriquecer la mirada, muchas veces se convierten en un obstáculo en las relaciones, fuentes de frustración y de conflicto .
Cada uno, además de tener un temperamento y una personalidad propia, una forma de pensar y de sentir particular, tenemos una historia distinta y única, con variadas experiencias, creencias, hábitos, temores, esperanzas, que nos hacen percibir las situaciones desde nuestros lentes y convencidos que “así es la cosa”.
¿Cuándo fue la última vez que te quedaste marcando ocupado con la reacción que tuvo alguien en tu trabajo o en la familia y que desaprobaste internamente? ¿Será que tendemos a “adueñarnos” de la realidad, tú, yo, ellos? ¿Quién tiene la razón?
Podemos entramparnos en largas discusiones, o largos silencios, y el resultado final es quedarnos cada uno en nuestra soledad.. Se interrumpe el baile.
La sabia psicóloga norteamericana Virginia Satir dice: “Veo la comunicación como un paraguas gigante que cubre y afecta todo lo que sucede entre los seres humanos.
Toda comunicación es aprendida.Se aprende de las personas que estuvieron a cargo de nosotros desde que nacimos. Al llegar a los 5 años de edad probablemente tenemos billones de experiencias comunicacionales. Ya que toda comunicación es aprendida, podemos cambiarla si queremos…”
Que buena noticia!...Toda comunicación es aprendida y podemos cambiarla si queremos. ¿Quieres?...
Si tú respuesta es no, es tu libertad, y tienes derecho a elegir cómo quieres vivir tu vida..
Si tú respuesta es sí, adelante a conquistar los nuevos territorios que te pertenecen.
¿Te has detenido a mirar a ese otro ser humano como una creación única y original del universo?... Obsérvalo, escúchalo. ¿Cómo será vivir la vida en su piel? ¿mirar a través de sus ojos? ¿sentir en su cuerpo?
¿Te has dado cuenta que él o ella, al igual que tú, están haciendo su mejor esfuerzo por sobrevivir en un mundo que no siempre es todo lo amable que quisiéramos?
Por un momento suspende tus juicios.
Cuando él o ella dice algo que te molesta, ¿te has preguntado qué estará necesitando detrás de su comportamiento? (sentirse más seguro, menos culpable, ser considerado, etc.), ¿qué creencias están influyendo en su conducta?¿qué dolor u otros sentimientos están detrás de sus actos?
Y tú, ¿le das a conocer al otro lo que piensas y lo que sientes? ¿pides lo que necesitas en lugar de esperar que el otro “adivine”?
¿Pones por encima de tu rabia algún valor superior por el cual valga la pena buscar el momento y la forma apropiada de decir las cosas de tal manera que la relación se mantenga en el tiempo?. ..
¿Invitas al otro al baile de la comunicación? ¿a escuchar y darse a conocer mutuamente? ¿a inventar nuevos pasos aprovechando la riqueza de la diversidad? ¿y a disfrutar de la relación?...
Es verdad, tal vez estés acostumbrado a como te has comunicado hasta ahora y bailar implica moverse, salir a la pista, probar, ensayar, equivocarse, recoger los aprendizajes y continuar, hasta que poco a poco te vas deslizando cada vez con mas naturalidad, disfrutando de esa tan agradable sensación de simplemente fluir.
¿Quieres seguir bailando?...
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